jueves, 1 de octubre de 2009

Frases de Santa Teresita


"Para mí, la Oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a JESÚS."

"No poseo el valor para buscar plegarias hermosas en los libros; al no saber cuales escoger, reacciono como los niños; le digo sencillamente al buen Dios lo que necesito, y Él siempre me comprende."

"Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente."

"Mi caminito es el camino de una infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta."

"Quisiera yo también encontrar un ascensor para elevarme hasta Jesús, porque soy demasiado pequeña para subir la dura escalera de la perfección".

"En el lavadero mi compañera de trabajo sacudía la ropa con tal fuerza que me salpicaba de jabón la cara. Esto me hacía sufrir, pero jamás le dije nada al respecto, y así ofrecía este pequeño sacrificio por los pecadores."

"Yo nunca aconsejo nada a nadie sin haberme encomendado a la Virgen Santísima. Ella es la que hace que las palabras que digo tengan eficacia en los que las escuchan".

"La vida es un instante entre dos eternidades."

"¡Qué grande es el poder de la oración!. Se diría que es una reina que en todo momento tiene acceso directo al rey y puede conseguir todo lo que le pide."

"La Santísima Virgen me demuestra que nunca deja de protgerme. Enseguida que la invoco, tanto si me sobreviene una inquietud cualquiera, un apuro, inmediatamente recurro a ella, y siempre se hace cargo de mis intereses como la más tierna de las Madres."

"Se sabe muy bien que la Santísima Virgen es la Reina del Cielo y de la Tierra, pero es más Madre que Reina."

"¡ Oh María ¡. Si yo fuese la Reina del Cielo y Vos fuésis Teresa, yo querría ser Teresa a fin de que Vos fuéseis la Reina del Cielo."

"Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas."

"Voy a pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra."

"Yo no muero, entro en la vida."

Santa Teresita del Niño Jesús. Biografía



1º de octubre la Iglesia celebra a Santa Teresita


Su nacimiento:

María Francisca Teresa Martín, nace el dos de enero de 1873 en Alencon, Florencia - Francia.
Su padre Luis Martín era relojero, y la mamá Acelia María, costurera. Tuvo una infancia feliz y llena de buenos ejemplos. Ella misma lo dice: "Mis recuerdos más antiguos son de sonrisas y de demostraciones de aprecio y ternura".

Quería todo, quería ser Santa:

De niña en cierta ocasión en que le ponen a escoger entre varios regalos explama: "Yo me quedo con todo". Ese será el retrato de su vida. Más tarde exclamará: "Dios mío, yo lo quiero todo, yo te quiero a Ti. Quiero ser santa, pero no a medias, sino completamente".

Huérfana a los cuatro años:

En 1877, cuando tiene 4 años, muere su mamá- Desde entonces su hermana mayor, Paulina, y su padre, se encargan de su educación.

A vivir en Lisieux:
Para que puedan estar bajo la protección de una tía, se van a vivir a Lisieux (Lisié), por eso la llamarán más tarde Teresa de Lisieux.

Paulina le lee libros:
Paulina le lee frecuentemente libros religiosos y, esto va despertando en la niña un gran amor por Dios y por la religión.

A los nueve años siente un gran vacío:
Cuando Teresita tiene 9 años, su hermana Paulina se va de religiosa a las Carmelitas. Esto deja en el alma de la niña un enorme vacío, el cual logra suavizar colocándose bajo la protección de la Madre de Dios, siente que la Virgen María la ha aceptado como hija y la toma bajo su protección. Esto le consuela muchísimo.

En el colegio:
"En el colegio -dice ella misma- había alumnas que gozaban de alguna preferencia especial de ciertas profesoras. Yo me dediqué a obtener que alguna de ellas me tuviera preferencia, y gracias a Dios no lo conseguí, y con esto me libré de muy graves peligros afectivos".

A los 14 años se siente muy sola:
Cuando Teresita tiene 14 años, su otra hermana, María, se va también a las Carmelitas. Su soledad aumenta.

En Navidad:
En la Navidad de 1887 siente que el Niño Jesús la invita a consagrarse totalmente a Él. A esta invitación la considera su "conversión". lo que más la movió a dedicarse totalmente a Jesucristo fue un comentario piadoso oído a su papá ese día.

Anuncia su entrada al Carmelo:
Anuncia a su padre que desea entrar también ella de Carmelita. Él acepta, pero resulta que en el convento no aceptan niñas de esa edad.

Santa Teresita del Niño Jesús.


Santa Teresita Carmelita Descalza,
Doctora de la Iglesia,
Patrona Universal de las Misiones nos enseña...


Nos enseña un camino para llegar a Dios: l
a sencillez de alma. Hacer por amor a Dios nuestras labores de todos los días. Tener detalles de amor con los que nos rodean. Esta es la “grandeza” de Santa Teresita. Decía: “Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra.”El secreto es reconocer nuestra pequeñez ante Dios, nuestro Padre. Tener una actitud de niño al amar a Dios, es decir, amarlo con simplicidad, con confianza absoltua, con humildad sirvendo a los demás. Esto es a lo que ella llama su “caminito”. Es el camino de la infancia espiritual, un camino de confianza y entrega absoluta a Dios.

Nos enseña a servir a los demás con amor y perfección viendo en ellos a Jesús. Toda su vida fue de servicio a los demás. Ser mejores cada día con los demás en los detalles de todos los días.

Nos enseña a tener paciencia ante las dificultades de la vida. Su enfermedad requi-rió de mucha paciencia y aceptación. Sólo estando cerca de Dios el sufrimiento se hace dulce.

Nos enseña a tener sentido del humor ante lo inevitable. Dicen que durante la meditación en el convento, una de las hermanas agitaba su rosario y esto irritaba a Santa Teresita. Decidió entonces en lugar de tratar de no oir nada, escuchar este ruido como si fuera una música preciosa. En nuestras vidas hay situaciones o acciones de los demás que nos molestan y que no podemos evitar. Debemos aprender a reirnos de éstas, a disfrutarlas por que nos dan la oportunidad de ofrecer algo a Dios.

Nos enseña que podemos vivir nuestro cielo en la tierra haciendo el bien a los que nos rodean. Actuar con bondad siempre, buscando lo mejor para los demás. Esta es una manera de alcanzar el cielo.

Nos enseña a ser sencillos como niños para llegar a Dios. Orar con confianza, con simplicidad. Sentirnos pequeños ante Dios nuestro Padre.

Peregrinación a Luján 3 y 4 de octubre

María en la piedad popular


Una característica peculiar de América es la existencia de una piedad popular profundamente enraizada en sus diversas naciones. Está presente en todos los niveles y sectores sociales, revistiendo una especial importancia como lugar de encuentro con Cristo para todos aquellos que con espíritu de pobreza y humildad de corazón buscan sinceramente a Dios (cf. Mt 11, 25). Las expresiones de esta piedad son numerosas: « Las peregrinaciones a los santuarios de Cristo, de la Santísima Virgen y de los santos, la oración por las almas del purgatorio, el uso de sacramentales (agua, aceite, cirios...). Éstas y tantas otras expresiones de la piedad popular ofrecen oportunidad para que los fieles encuentren a Cristo viviente ».

Ya que en América la piedad popular es expresión de la inculturación de la fe católica y muchas de sus manifestaciones han asumido formas religiosas autóctonas, es oportuno destacar la posibilidad de sacar de ellas, con clarividente prudencia, indicaciones válidas para una mayor inculturación del Evangelio.

La Iglesia «reconoce que tiene la obligación de acercarse a estos americanos a partir de su cultura, considerando seriamente las riquezas espirituales y humanas de esta cultura que marca su modo de celebrar el culto, su sentido de alegría y de solidaridad, su lengua y sus tradiciones». de EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL ECCLESIA IN AMERICASS JUAN PABLO II

MARÍA, EN LA PIEDAD POPULAR

Las vivencias y experiencias devocionales a la Virgen María ocupan un lugar privilegiado. Es el deseo de imitar a la Virgen, que vivió más de cerca el Misterio de su Hijo Jesucristo, quien mejor que Ella, para que nos enseñe a vivirlo e imitarlo plenamente. Como nos lo ha dicho Puebla: "Desde los orígenes, María constituyó el gran signo, del rostro maternal y misericordioso, de la cercanía del Padre y de Cristo, con quienes Ella nos invita a entrar en comunión" DP.282.

Por medio de estas experiencias de fe que nos regala nuestra gente, nos encontramos con una teología mariana que se hace presente en la piedad popular. Veamos como la entiende y vive la gente:

(a través de sus testimonios)

MARÍA, MUJER y MADRE

Nuestra gente a reconocido siempre a María como la Madre de Jesús y Madre nuestra, la que está cerca de sus hijos, por eso Juana, le coloca las fotos de sus hijas en el mismo altar, donde está la imagen "se las pongo allí, para que cuide de mis hijas, no les pase nada malo, que siempre me las proteja" María, la que intercede por todos los hijos, y demuestra un cariño maternal, comprensión y un amor incondicional.


MARÍA, SE HACE FAMILIA

Las imágenes, que se encuentran en los hogares, como en la casa de Pedro y Silvia, se hace parte de la familia, porque el mismo hecho de estar allí, los une espiritualmente con las tradiciones de su propia familia que están en el vecino país de Colombia, como lo expresa y ha vivido Silvia:

"Toda mi familia es católica, desde mi abuelita es la que nos guía, ese fue el poste que nosotros encontramos... porque yo desde pequeña he vivido mi religión, mi devoción a Ella, así me lo enseñaron" las veces en que Pedro entra o sale, no deja de pasar por la sala, para decirle a la Virgencita: "yo lo único que le pido a Ella es que me tenga con vida y salud y a los míos" De alguna manera, podríamos decir que La Virgen preside el desarrollo del hogar de la vida en la familia.

MARÍA, ORANTE

La imagen misma de La Inmaculada, demuestra ante sus hijos, con las manos unidas, una actitud suplicante y de oración constante al Padre, de allí el hecho que la misma gente, acuda a Ella, para suplicarle, pedirle que interceda en la historia personal, familiar y nacional, expresiones de Silvia, nos confirman lo que decimos: "yo no me canso de pedirle... yo le pido por mí, yo le pido por Ud. yo le pido por el señor, yo le pido por la tranquilidad del barrio, yo le pido por la tranquilidad del que está más allá, por la tranquilidad del país... yo sino le pido 50 veces al día" "yo le pedí de corazón y con amor" Es una actitud incesante, que no cansa de rogar, para que nuestro Señor interceda ante las suplicas de su Madre.

Desde esa misma oración brota un sentimiento, que es fundamental para ellos: pedir con el corazón: Pedro, por ejemplo: "Yo le pido de corazón" Oración que se convierte en la plegaria popular más extendida por todo el mundo, como es el rezo de Santo Rosario. "porque, yo mi Rosario lo doy como un testimonio"

MARÍA, MUJER DE FE PROFUNDA

María en la invitación del Ángel, confía, cree lo que se le ha dicho viene de Dios, fe que la mantienen fuerte a los pies de la cruz en la agonía y muerte de su Hijo. Esta fe que también se traduce en confianza, en firmeza, en fortaleza, etc... la encontramos también en el barrio, y que en medio de cualquier dificultad, se aferran, como lo expresa Pedro: "yo me le aferré tanto, era tener esa firmeza hacia la Virgen" o desde otro modo como lo vive Silvia: "mire, es una cosa tan grande, que yo le pedí con fe... dame fuerza" en la oportunidad que casi se le moría el yerno: "no lo van a dejar morir, porque allí está Dios y su Madre Santísima que me lo van a salvar... tenía una fuerza tan grande que yo mire Dios es tan grande"

MARÍA, CREA COMUNIÓN y ES SERVIDORA

Es la experiencia de la primera comunidad cristiana, que compartían todo, ninguno pasaba necesidad, va fortaleciéndose el espíritu comunitario y de unidad: "si, porque compartimos todo, ahí no se pasa nadie sin comer... el que pasa, aunque sea en la mano se le da Es que esa está muy llena de Dios y a nadie le cierra las puertas" María se encuentra con la comunidad de apóstoles, en esta misma actitud del que se abre al hermano, su amor La lleva a servir y a darse a los demás, a su prima en el tiempo del
parto, en las Bodas de Caná etc.

MARÍA, A LA ESCUCHA DE LA PALABRA

Aceptar la Palabra de Dios, implica obedecer siempre y mostrar una actitud de fidelidad a la respuesta que se ha dado, vivir su compromiso hasta el final. Escuchar la Palabra, es dejar que resuene en su corazón, "María guardaba, todas esa cosas en su corazón"(Lc.2,15-19) María no solamente lleva el Verbo, la palabra en sus entrañas, sino que primeramente La lleva en su corazón. La Sra. Elvia, mantiene una actitud, de apertura, de interés hacia la Palabra de Dios y ella nos dice: "mire, si yo no la leo y le hago así a mi Biblia, yo no me puedo salir... para cada momento, en la mañana el salmo 19, en la noche el 40" orar con los salmos, son las palabras más bellas para alabar y dirigirnos a Dios. Morella desde su tarea como catequista, dice que les lee la Biblia en forma de cuento: "yo se las leo, para que se les quede más fácilmente en sus corazones" Escuchar la Palabra, significa un constante sí a la vocación, porque Ella nos interpela y nos invita a vivir con radicalidad el Evangelio, como lo vivió María, como nos lo enseñó Jesús.

MARÍA, CAMINA CON NOSOTROS

María no es la mujer estática, sino la que camina siempre, nos lo recuerda la escritura en el Misterio de la Visitación: "María partió apresuradamente a una ciudad de Judá, y entró a la casa de Zacarías y saludó a Isabel" (Lc.1,39) Camina con su gente, y con el pueblo, con el Barrio: " Ella camina con nosotros, se le procesiona todo el día" como comenta Elvia; el sentido de la procesión, para ellos, es saber que María les acompaña en sus largas luchas, camina con cada uno en el diario vivir, camino que nos lleva hacia el Padre. Camino que se nos hace menos pesado porque nos da ha su Hijo, que también nos dice, "Vengan a mi los que están cansados y fatigados que yo los aliviaré, porque mi carga es ligera y mi yugo llevadero"(Mt. 11,30)

MARÍA, TIENE A DIOS PRIMERO EN SU CORAZÓN

Su amor fue y es tan grande que la Virgen María, lo primero fue Dios y antes de formar a Cristo en sus entrañas lo formó primero en su corazón. La que en su cántico del Magnifica, con todo su ser "proclama la grandeza del Señor, porque ha visto la humildad de su esclava"(Lc.1,46s) la devoción que se tiene en María, no hace que el creyente esté distante de Dios, o colocarlo en segundo plano, ante todo reconoce que El está primero en toda las cosas. Morela en su oración nos confirma esto: "Ante todo pido permiso a, a Dios... para referirme a su Madre" o la misma Sra. Elvia, que reconoce antes que todo su grandeza también: "Que grande es Dios, ¡Gloria a Dios, ¡Dios mío! Tú no me ibas a defraudar" El amor a María Santísima es reconocimiento a ese mismo Dios que hizo grandes cosas con María, escogiéndola en primer lugar como la Madre de su Hijo.

MARÍA, NOS ACERCA A LA COMUNIDAD ECLESIAL

Por medio de María se acercan sus hijos, los fieles a la Nueva Iglesia Pueblo de Dios. Que a su alrededor se hace la Iglesia suplicante, que ora y celebra. Por medio de Ella, se encuentra con Dios lo que le permite a Pedro decir que: "mi devoción no la cambio para nada, no la dejo por nada, esa es mi Iglesia" como el que ha encontrado, esa perla preciosa, o del tesoro (Mt.13,44) que nos habla Jesús en su Evangelio. Se ha reconocido a María esa nueva Iglesia que el mismo Cristo había instituido y dejado en Pedro, se renueva con la fuerza del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, María también en vigilia espera y pide junto a los discípulos la fuerza del Espíritu para seguir adelante, en la obra de su Hijo. De allí también el sentido de "Velar", tener la actitud vigilante de quien espera la llegada del Reino de Dios.

MARÍA, SIEMPRE AGRADECIDA

María es: "la llena de Gracias"(Lc.1,28) y en Ella, Dios también se complace, es el encuentro de Dios hacia el hombre y del hombre para con Dios, de esta manera Ella permanece en un constante acción de Gracias, y alabanza, su corazón le hace decir de su Dios que "Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles, de generación en generación" (Lc. 1,50s) María nos invita a elevar nuestra acción de gracias al Padre, junto a Ella en cada Eucaristía que celebramos, estamos agradeciéndole y haciendo nuestra acción de gracias al Padre, María acerca a los fieles a la Eucaristía, nuestra gente vive agradecida por todo lo que El ha hecho en nosotros, en Elvia: "porque, mire, yo vivo agradecida de esto.. eternamente agradecida de Dios y a su Madre, por eso vivo para Dios, gracias, gracias a Dios y a la Virgencita"

MARÍA AL LADO DEL POBRE

Una de las cosas, que finalmente observamos, es que María, la mujer sencilla y también de un pequeño pueblo de Nazaret, es la que está al lado de los pobres, de los más pequeños. Tan solo mirar y estar en el barrio nos damos cuenta, de la gran marginalidad y pobreza en la que vive nuestra gente, María la humilde sierva del Señor, se hace presente, o ellos la hacen presente, en sus fiestas, en su dolor, en sus necesidades, en la que no tiene las medicinas para hacerse su tratamiento y sin embargo siempre hay una esperanza, lo vive Morella constantemente: "yo soy una de su experiencia de Ella, uno porque yo no me movía sola... pero siempre pidiéndole a la Virgen...fíjese esto es una muestra" María, al lado del pobre, porque también fue pobre, al lado del que sufre, porque también vivió y sufrió la muerte de su Hijo, al lado del que ha sido marginado, porque a Ella también la consideraron marginal... "y no es éste el hijo de María, el hijo del carpintero, de donde saca esa autoridad" (Mt.13,55)

Hemos hecho un recorrido, a través de la experiencia de fe que vive nuestra gente, centrada de manera especial en la Santísima Virgen María. Esto nos demuestra también, que nuestra gente tiene un gran deseo de ser cada vez más cristiano, de encontrarse y celebrar gozosamente el misterio de Cristo en sus propias vidas, a través de María. Ellos la reconocen como quién camina con nosotros, la Virgen y "sus misterios pertenecen a la identidad propia de estos pueblos y caracterizan su piedad popular" (Puebla.454) De allí, nos queda a nosotros, que como agentes de esta nueva Evangelización, seamos capaces de redescubrir todos esos valores del Reino, inmersos en la piedad popular, como también hacer ver lo que no es propio de la evangelización, orientación que nos hacen nuestros obispos de América Latina: "Los agentes de la evangelización, con la luz del Espíritu Santo y llenos de "Caridad Pastoral", sabrán desarrollar la pedagogía de la evangelización Esto exige, antes que todo, amor y cercanía al pueblo, ser prudentes y firmes, constantes y audaces para educar esa preciosa fe, algunas veces tan debilitada" (Puebla 458)

María, la madre de Jesús y madre nuestra, es modelo de Fe, Esperanza y Amor a Dios, de seguimiento a Cristo. Su testimonio como mujer, como servidora y colaboradora en el Plan de Dios, es una invitación para todos los cristianos, es aprender a vivir auténticamente el Evangelio como lo supo vivir Ella. Evangelio que nos invita constantemente a desinstalarnos y comprometernos día a día con nuestra gente en sus diversas necesidades, de estar con los más olvidados y no tomados en cuenta en esta sociedad. Es la que sigue junto a nosotros, como nos lo ha dicho en diversas oportunidades su Santidad el Papa Juan Pablo II: "Ella camina con nosotros y nos guía con ternura materna hacia el futuro, nos ayuda a cruzar los umbrales de los años, de los siglos y de los milenios, sosteniendo su esperanza en Aquel que es el Señor de la Historia" (Solemnidad de María, Roma, 01 de enero de 1999)


Luján, piedad popular


Documento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano. (Aparecida)

6.1.4 La piedad popular como espacio de encuentro con Cristo

258 El Santo Padre destacó la “rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos”, y la presentó como “el precioso tesoro de la Iglesia católica en América Latina”149. Invitó a promoverla y a protegerla. Esta manera de expresar la fe está presente de diversas formas en todos los sectores sociales, en una multitud que merece nuestro respeto y cariño, porque su piedad “refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer 150. La “religión del pueblo latinoamericano es expresión de la fe católica. Es un catolicismo popular” 151, profundamente inculturado, que contiene la dimensión más valiosa de la cultura latinoamericana.

259 Entre las expresiones de esta espiritualidad se cuentan: las fiestas patronales, las novenas, los rosarios y via crucis, las procesiones, las danzas y los cánticos del folclore religioso, el cariño a los santos y a los ángeles, las promesas, las oraciones en familia. Destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer al Pueblo de Dios en camino. Allí el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera. Cristo mismo se hace peregrino, y camina resucitado entre los pobres. La decisión de partir hacia el santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza, y la llegada es un encuentro de amor. La mirada del peregrino se deposita sobre una imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio. También se conmueve, derramando toda la carga de su dolor y de sus sueños. La súplica sincera, que fluye confiadamente, es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede. Un breve instante condensa una viva experiencia espiritual.

260 Allí, el peregrino vive la experiencia de un misterio que lo supera, no sólo de la trascendencia de Dios, sino también de la Iglesia, que trasciende su familia y su barrio. En los santuarios muchos peregrinos toman decisiones que marcan sus vidas. Esas paredes contienen muchas historias de conversión, de perdón y de dones recibidos que millones podrían contar.

261 La piedad popular penetra delicadamente la existencia personal de cada fiel y aunque también se vive en una multitud, no es una “espiritualidad de masas”. En distintos momentos de la lucha cotidiana, muchos recurren a algún pequeño signo del amor de Dios: un crucifijo, un rosario, una vela que se enciende para acompañar a un hijo en su enfermedad, un Padrenuestro musitado entre lágrimas, una mirada entrañable a una imagen querida de María, una sonrisa dirigida al Cielo en medio de una sencilla alegría.

262 Es verdad que la fe que se encarnó en la cultura puede ser profundizada y penetrar cada vez mejor la forma de vivir de nuestros pueblos. Pero eso sólo puede suceder si valoramos positivamente lo que el Espíritu Santo ya ha sembrado. La piedad popular es un “imprescindible punto de partida para conseguir que la fe del pueblo madure y se haga más fecunda”152. Por eso, el discípulo misionero tiene que ser “sensible a ella, saber percibir sus dimensiones interiores y sus valores innegables”153. Cuando afirmamos que hay que evangelizarla o purificarla, no queremos decir que esté privada de riqueza evangélica. Simplemente deseamos que todos los miembros del pueblo fiel, reconociendo el testimonio de María, traten de imitarla cada día más. Así procurarán un contacto más directo con la Biblia y una mayor participación en los sacramentos, llegarán a disfrutar de la celebración dominical de la Eucaristía, y vivirán mejor todavía el servicio del amor solidario. Por este camino se podrá aprovechar todavía más el rico potencial de santidad y de justicia social que encierra la mística popular.

263 No podemos devaluar la espiritualidad popular, o considerarla un modo secundario de la vida cristiana, porque sería olvidar el primado de la acción del Espíritu y la iniciativa gratuita del amor de Dios. En la piedad popular se contiene y expresa un intenso sentido de la trascendencia, una capacidad espontánea de apoyarse en Dios y una verdadera experiencia de amor teologal. Es también una expresión de sabiduría sobrenatural, porque la sabiduría del amor no depende directamente de la ilustración de la mente sino de la acción interna de la gracia. Por eso, la llamamos espiritualidad popular. Es decir, una espiritualidad cristiana que, siendo un encuentro personal con el Señor, integra mucho lo corpóreo, lo sensible, lo simbólico, y las necesidades más concretas de las personas. Es una espiritualidad encarnada en la cultura de los sencillos, que no por eso es menos espiritual, sino que lo es de otra manera.

264 La piedad popular es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia, y una forma de ser misioneros, donde se recogen las más hondas vibraciones de la América profunda. Es parte de una “originalidad histórica cultural”154 de los pobres de este Continente, y fruto de “una síntesis entre las culturas y la fe cristiana”155. En el ambiente de secularización que viven nuestros pueblos, sigue siendo una poderosa confesión del Dios vivo que actúa en la historia y un canal de transmisión de la fe. El caminar juntos hacia los santuarios y el participar en otras manifestaciones de la piedad popular, también llevando a los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto evangelizador por el cual el pueblo cristiano se evangeliza a sí mismo y cumple la vocación misionera de la Iglesia.

265 Nuestros pueblos se identifican particularmente con el Cristo sufriente, lo miran, lo besan o tocan sus pies lastimados como diciendo: Este es el “que me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 20). Muchos de ellos golpeados, ignorados, despojados, no bajan los brazos. Con su religiosidad característica se aferran al inmenso amor que Dios les tiene y que les recuerda permanentemente su propia dignidad. También encuentran la ternura y el amor de Dios en el rostro de María. En ella ven reflejado el mensaje esencial del Evangelio. Nuestra Madre querida, desde el santuario de Guadalupe, hace sentir a sus hijos más pequeños que ellos están en el hueco de su manto. Ahora, desde Aparecida, los invita a echar las redes en el mundo, para sacar del anonimato a los que están sumergidos en el olvido y acercarlos a la luz de la fe. Ella, reuniendo a los hijos, integra a nuestros pueblos en torno a Jesucristo.

Historia de la Virgen de Luján



La Historia de la Virgen de Luján.

Se cuenta que hacia 1630 arribó al puerto de Santa María de los Buenos Aires una carabela, entre cuyo cargamento figuraban dos estatuas de terracota. Una de ellas pertenecía a Nuestra Señora de la Consolación, primer nombre de la Virgen de Luján y la otra, a Nuestra Señora de la Limpia Concepción.

El destino de ambas imágenes era la localidad de Sumampa, en Santiago del Estero, donde un residente portugués pensó erigir una capilla. Las dos estatuas, una vez desembarcadas, fueron enviadas junto con una caravana, a la provincia norteña. Después de tres días de marcha, los viajeros lograron vadear el río Luján acampando a orillas de la Cañada de la Cruz. Llegada la mañana, cuando el grupo decidió continuar el viaje, fueron inútiles los esfuerzos de los bueyes para arrastrar una de las carretas. Procedieron los conductores, entonces, a aliviar el vehículo de su carga e inmediatamente la carreta se puso en moviemiento; pero alguien volvió a colocar dentro de la carreta un pequeño cajón, y nuevamente los bueyes no pudieron hacerla marchar. Intrigados los viajeros por ese hecho, abrieron la caja y encontraron la imagen de la Virgen. Ante esa comprobación, estimaron que "la Virgen había elegido ahí el lugar de su reino en la tierra". El fervor de los creyentes hizo que esa Virgen fuera considerada patrona de la comarca de Luján; la caravana siguió su marcha y la imagen quedó allí. Dos santuarios se construyeron después de venerarla. El último de ellos, el definitivo, comenzó a construirse en 1890. Catorce años más tarde, por disposición del Obispo de La Plata, monseñor Juan Nepomunceno, la imagen milagrosa de la Virgen fue trasladada al camarín en el que actualmente se encuentra.